Como es de costumbre en los cuentos de Allan Poe, siempre narra de forma anónima y en primera persona, en esta historia el narrador inicia una amistad con William Legrand, quien había sufrido problemas económicos hasta caer en la ruina cuando en tiempos anteriores había ostentado grandes riquezas y títulos nobles, dada su condición deplorable se trasladó a la isla Sullivan en compañía de su criado negro Júpiter, allí vivía y se dedicaba cazar y pescar como medio de sustento. Una tarde el narrador visitó el lugar de residencia de Legrand y se enteró que recientemente había encontrado un escarabajo de oro, pero no pudo verlo porque Legrand lo había entregado a un teniente. Luego de algunos altercados entre los dos amigos, el narrador decide abandonar la isla pero al cabo de un tiempo el criado Júpiter le entregó una carta escrita por su amo en la que le pide que vaya a verlo, él decide ir a visitarle y al llegar, Legrand lo invita a una expedición por las colinas, en principio el invitado puso resistencia en ir al lugar pero luego aceptó y partieron hacia las colinas Legrand, Júpiter, el narrador y un perro, al llegar al lugar se encuentran con un árbol frondoso, Legrand ordenó a Júpiter que suba con el escarabajo de oro pendido de una cuerda hasta llegar a una calavera y una vez estando allí debía pasar sobre su ojo izquierdo el escarabajo de oro para que les brindara las coordenadas de un tesoro oculto, luego de varios intentos de excavación logran encontrar el cofre del tesoro, en ese momento Legrand le confesó al narrador cómo se enteró de la existencia del tesoro, le contó que había encontrado el escarabajo de oro con un pergamino, el cual contenía un criptograma que tiempo después logró descifrar y en el cual se encontraba los datos de ubicación del tesoro que había pertenecido a un pirata.
Finalmente queda la duda de por qué además de la calavera habían esqueletos, concluyendo el narrador que el pirata al momento de enterrar el tesoro se valió de la ayuda de otras personas que posteriormente asesinó para que nadie supiera de la existencia de aquel tesoro.
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